jueves, 17 de noviembre de 2011

Ahora si hay que hacer campaña.


Después de pasar los ajetreos de las campañas locales para alcaldías, concejos y gobernaciones, queda el espacio perfecto para reflexionar sobre los partidos, nada nuevo, y varios ya lo han dicho.  Lo que no me deja dormir es que todos se preguntan qué van a hacer los partidos para recuperar los territorios,  reinventarse y tener en la próxima contienda mejores resultados. Y  nadie que haya oído o leído,  hace la pregunta que para mí es lo fundamental hoy: ¿De qué se trata un partido? Y es una pregunta que abarca bastante porque,  claro que hay que responderla desde las reglas de juego, la ley, etc., pero más importante aún, es que la pregunta hay que hacerla desde las personas, nosotros los consumidores de ideas. Cuando un partido  nos habla ¿Qué nos está diciendo? ¿Cuál es esa idea sobre la cual se fundamente una bandera liberal hoy?  no en su historia, no cuando la fundaron, es hoy, ¡ya!.  ¿De qué se trata ser conservador? ¿Qué quieren conservar? o los señores del Polo o los de Cambio Radical ¿De qué se trata este cambio? En fin.  

¿A qué quieren que me una? ¿Por qué vamos a luchar juntos?

Durante un tiempo pensé que era responsabilidad mía buscar, leer y entender de qué se trata  cada partido  para saber y decidir, pero me encontré con definiciones poco claras,  con acciones aún menos claras y en muchos casos contradictorias,  y ahí me paré,  entendí que no es mi responsabilidad. Yo sé en qué creo y también qué quiero, y luego de buscar, ninguna de mis ideas encaja, por ahora, en ningún discurso partidista y no porque yo sea un marciano y tenga creencias extrañas o extremas,  es porque el discurso partidista, el mensaje, la idea principal, como quieran decirle, no está construido, no está definido hoy ni revisado para este año ni para la vida que pasa aquí cada día. 

Las instituciones políticas están llenas de tácticas, de acciones rápidas, de promesas vacías que satisfacen por un momento o que suenan bien y luego se tuercen en el camino rápidamente. Sí,  yo también fui víctima del partido verde y me rompieron el corazón,  pero gracias a ellos es que sigo buscando y quiero ser parte.

Mi demanda a  los señores ganadores o perdedores de las elecciones, a los que quieren llevar la vocería de un partido y a los que están pensando en inventarse uno nuevo,  es que hoy mismo comiencen campaña, una campaña distinta ya sin el afán del voto, una campaña que nos vaya emocionando poco a poco con ideas y con filosofía; donde podamos encontrarnos en principios  y pensamientos, planes y sueños. A ver si al final no tengo que enfrentarme a la frustración de ser parte y creyente de la democracia y, luego, en el momento de su ejercicio, no tener más que una cruz de tinta en una casilla en blanco.



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